Podría hablar de muchas cosas, escribir sobre muchos temas, opinar sobre muchas situaciones, hechos y sentimientos.
Según la línea del blog en los últimos tiempos, podría hablar de la reunión de Zapatero con la AVT, podría hablar de la manifestación del PP hace unos días (oposición de pancarta, como ellos mismos dijeron). Podría hablar sobre la triste y compleja situación que se está viviendo en Bolivia, donde el temor a una guerra civil ha llevado a convocar elecciones anticipadas. Podría hablar sobre los últimos descubrimientos relativos a la lucha contra el cáncer, sobre el rotundo NO con que los ciudadanos europeos están golpeando la carpeta de la constitución europea, esa que quiere globalizar todavía más. Podría hablar sobre la triste situación de los océanos de la tierra, que se mueren por dentro, sobre el último atentado de ETA en Zaragoza, sobre Garganta Profunda en el Watergate o sobre cómo Fraga se divierte, como lo lleva haciendo desde hace 125 años, despotricando contra la homosexualidad, contra los derechos humanos y contra el avance, el sentido común y la raigambre del hombre: el aprendizaje. Podría hablar sobre la última exposición de Richard Serra en el Guggenheim, donde al parecer, al caminar entre sus esculturas, sientes algo mágico y sales confuso y diferente.
Podría hablar acerca de la vuelta a la libertad de El Pais Digital. Podría hablar y contar que hoy, 10 de junio, es el centésimo sexagésimo primer (161º) día del año del Calendario Gregoriano, 162º en los años bisiestos. De que tal día como hoy, sólo que hace 2.328 años, murió Alejandro Magno.
Podría hablar de la rutina, del calor, de la playa, de la tensión, de lo caro que está el gas natural (ese por el que se pelean en Bolivia). Podría hablar sobre la decisión de la UEFA de permitir al Liverpool defender su título el año próximo. Podría hablar de la liberación de los dominios territoriales en España, su bajada de tasas y lo que supondrá para el bolsillo de la empresa que me paga.
Podría hablar de todo eso y de muchas cosas más, no es necesario tener un conocimiento profundo de algo para hablar de ello, con un poco de diatriba y orden correctamente utilizados podría escribir un artículo tras otro sin importarme nada.
Pero no quiero escribir sobre nada de eso. No quiero escribir sobre nada, lo único que quiero es imaginarme sobre lo que podría escribir y no lo haré. También es cierto que podría imaginarme que escribo lo que podría imaginar que tengo ganas de escribir, pero eso se asemeja más a una integral literaria que a la derivada facilona que resuelvo cada vez que escribo algo.